Espiritualidad como Enfoque Educativo y de Vida

APROXIMACIÓN.

La espiritualidad es una dimensión presente en toda persona, que la impulsa a desear la felicidad, la realización, y la pone en camino de búsqueda de la trascendencia. Como sociedad y más concretamente en una comunidad educativa, la espiritualidad se percibe como un aliento de vida que favorece movimientos que se expresan, entre otras, en la gestación de programas que buscan un bien personal y un bien común. 

Nos encontramos en una época de la historia donde los aportes científicos de diversas disciplinas (neurociencia, psicología, antropología, fenomenología) han favorecido que la espiritualidad ya no sea de la custodia exclusiva de las religiones; incluso estamos ante la formulación de un nuevo paradigma educativo, desde la llamada Inteligencia Espiritual, existencial o trascendente, en el cual es necesario seguir profundizando desde el ámbito  educativo-evangelizador, porque emerge una nueva manera de concebir al ser humano y caminar ante el umbral de una nueva conciencia colectiva. 

En la comunidad marista, la espiritualidad se vive en procesos educativos evangelizadores, inspirados en el Espíritu de Jesús y desde el carisma fundacional del P. Champagnat. Estas expresiones del Espíritu las encontramos en la solidaridad con todos sus programas, en la acción pastoral con la educación de la fe y la PJM con todas sus manifestaciones, además están presentes en toda acción educativa, con sus contenidos y métodos impregnados con la pedagogía de la presencia. 

Beber de nuestra fuente fundacional es abrirnos a la posibilidad de la inclusión, donde todas y todos somos acogidos (Pentecostés). Percibirnos habitados por el Espíritu nos ayuda a sentirnos una misma humanidad; favorece una mirada contemplativa, crítica e interpretativa, para generar nuevas formas y expresiones de la espiritualidad. Ubicarnos desde el Espíritu favorece transitar las dificultades y transformarlas en esperanza y vida, como respuesta a nuestra época

He aquí que los Enfoques transversales del Modelo Educativo Marista, cuando son nutridos, alentados y promovidos desde la espiritualidad, dan frutos abundantes. (Gálatas 5, 22-23).

I. ¿QUÉ ES?

Es la dimensión más profunda del ser humano que le permite mirarse a sí mismo y a la realidad, impregnada de un misterio que las religiones llaman “Dios”; y esta percepción la coloca en el camino de la experiencia, constituido por el Espíritu de vida, el misterio o la trascendencia.

La Espiritualidad Cristiana consiste en una forma de vivir inspirada por el Espíritu, y motivada y enraizada en la vida de Jesús; remite al ser humano concreto, con cuerpo, emociones, pasiones; inserto en una sociedad y en una historia determinadas. 

Como maristas, desde el documento Agua de la Roca, la espiritualidad se comprende como “…fuego inextinguible que arde dentro de nosotros, nos llena de pasión por la construcción del Reino de Dios y se convierte en la fuerza impulsora de nuestras vidas, dejando que el Espíritu de Cristo nos guíe”.

II. ¿QUÉ NO ES?

  • No es fugarse de la realidad o del mundo, ni desvincularse de la realidad corporal, social, cultural, política.
  • No es solo lo referente a las cosas del cielo y del alma, ni lo opuesto a lo material, a lo sensible, al gozo, a la sexualidad. No hay división.
  • No es “mi verdad” que me hace formular juicios condenatorios y de intolerancia. 
  • No es adoctrinamiento, sino encuentro con Jesús.

III. ¿QUÉ HACER?

A. COMO ADULTOS Y EDUCADORES

  • Revisar, resignificar:
    1. Desde lo personal: ¿cómo vivo la dimensión espiritual de mi vida?, ¿cómo ha sido mi propio proceso de crecimiento espiritual? ¿Lo cuido? 
    2. ¿Qué es para mí cultivar la espiritualidad?  ¿Cómo favorezco esta dimensión?
    3. Desde la escuela: ¿cómo se vive la dimensión espiritual en la Comunidad Educativa? ¿Se vive separada del resto de la vida?

B. COMO INSTITUCIÓN EDUCATIVA

    1. Garantizar que todo proyecto, actividad e iniciativa incorpore adecuadamente la dimensión espiritual.
    2. Asegurar un ambiente emocionalmente seguro, de cuidado, disfrute y buen humor que permita el “encuentro”, y la confianza para que cada miembro de la comunidad escuche su corazón y exprese su sentido de vida, así como su experiencia espiritual.
    3. Favorecer la formación docente para facilitar en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NAAJ) el desarrollo de las habilidades emocionales y espirituales, que permitan el acceso, la comprensión y conocimiento más hondo de sí mismos.
    4. Favorecer que los proyectos evangelizadores–educativos sean lo suficientemente variados y abiertos para que toda la comunidad se sienta incluida desde sus creencias.
    5. Propiciar ambientes de fraternidad y encuentro en todos los espacios formativos, para hacer vida los valores maristas y los universales.
    6. Promover la reflexión, el diálogo y la escucha ante los diversos credos y manifestaciones religiosas, para favorecer la empatía y comprensión de diversas posturas ante un mismo hecho y la resignificación de la propia fe y, si es el caso, de la opción por Jesús.

IV. ¿QUÉ EVITAR?

    1. Confundir espiritualidad con religión, manifestación religiosa o ideas dogmáticas. 
    2. Asumir un dualismo antropológico, es decir, separar lo espiritual de lo terrenal
    3. Absolutizar o tener un pensamiento dicotómico: sagrado-profano; bueno o malo, etc. 
    4. Reduccionismos, es decir, pensar que la espiritualidad por sí sola es una respuesta, se requiere que ella se integre a la totalidad de las dimensiones de la persona de manera integral.

V. ¿CÓMO POTENCIARLO Y CÓMO LLEVARLO A LA PRÁCTICA?

A. A NIVEL PERSONAL:

    1. Escucha al Espíritu que te habita, mantén una oración constante que te permita reconocer los ecos que te acontecen y mirarlos a la luz de Dios. Desde esta perspectiva puedes resignificar tu práctica del rezo del día, tal como lo hizo Champagnat.
    2. Haz pausas de trabajo para recuperar lo hecho, aprecia el proceso vivido; hazte consciente del presente, desde la respiración, percepción del cuerpo, emociones e intuiciones.
    3. Ten presentes tus propios recursos espirituales, reconociendo, enumerando lo que te da vida y gozo, lo que te ayuda en las dificultades y lo que te permite avanzar en el encuentro con los otros.

B. A NIVEL DE CLASES Y PROCESOS DE APRENDIZAJE:

    1. Promueve espacios de sensibilidad para incrementar las capacidades de contemplación y apertura hacia la vida y el Espíritu. Da tiempo para sentir, contemplar la naturaleza con todos los sentidos, tomar el pulso del día, darle nombre a lo que se vive, apreciar, acoger y cuidar la vida compartiendo en comunidad.  
    2. Favorece el encuentro con Jesús, tanto en espacios curriculares como extracurriculares:  invita a valorar el modo de vida y sociedad que nos propone; a introyectar sus valores y optar por Él como estilo de vida.
    3. Favorece la capacidad de salir de sí mismo ejercitándose en el diálogo, la empatía, la fraternidad y la solidaridad de manera cotidiana, mediante el uso de metodologías colaborativas como Aprendizaje y Servicio Solidario (A+S), Design for Change, Aprendizaje Situado, Aprendizaje Basado en Proyectos y Aprendizaje Basado en Retos, entre otras.
    4. Promueve el pensamiento crítico ante lo establecido, tomando al Evangelio como marco de referencia.
    5. Favorece diversos espacios formativos en el ámbito de la Interioridad y revisión personal, especialmente al inicio y al final del día

C. A NIVEL INSTITUCIONAL:

    1. Institucionaliza la existencia de un momento semanal en el que cada grupo viva un espacio de interioridad
    2. Establece espacios diversos y creativos para desarrollar la espiritualidad, utilizando diferentes métodos y herramientas que contribuyan al proceso y desarrollo humano y espiritual de toda la comunidad educativa, incluidos los padres y madres de familia.
    3. Diseña los planes y proyectos institucionales y de área de manera comunitaria, desde la reflexión y discernimiento de la realidad iluminada por el Evangelio: “¿Cómo está nuestra comunidad? ¿Qué necesitamos sembrar en nuestra comunidad? ¿Qué elementos requerimos para desarrollar la semilla y poder cosechar?”
    4. Aprovecha los insumos, espacios y apoyos que desde los equipos provinciales y del Instituto Marista se ofrecen para la formación y el acompañamiento en general.
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OTROS ENFOQUES:

LOS ENFOQUES TIENEN EL HORIZONTE DE EDUCAR HACIA UNA SOLIDARIDAD TRANSFORMADORA

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