Aprender a aprender es un concepto confuso y equívoco

Aprender a aprender es un concepto confuso y equívoco. Por Martiniano Román Pérez

El concepto de aprender a aprender posee diversos sentidos, que a continuación tratamos de clarificar.

  •  Aprender a aprender en el marco en el marco de la Escuela Tradicional: Los elementos fundamentales del currículum en la escuela siempre han sido los mismos: capacidades y valores, contenidos y métodos/procedimientos. La diferencia entre unos modelos y otros es su articulación interna. La Escuela Clásica hace métodos/actividades para aprender contenidos entendidos como formas de saber. Los contenidos son de hecho fines u objetivos. El currículum explícito son los contenidos y los métodos/actividades, mientras que las capacidades y los valores forman el currículum oculto. No obstante, ante las dificultades de aprendizaje y como una forma de solución de las mismas surge el concepto aprender a aprender, que consiste en “trucos o artificios para aprender contenidos”, la mayor cantidad posible en el menor tiempo posible. Esta situación continúa vigente en la actualidad y estos artificios se denominan técnicas de estudio. No suele desarrollar capacidades, sino más bien trata de mantenerlas en aquellos alumnos que ya las tienen. Este modelo de aprender a aprender no sirve a la sociedad del conocimiento.

 

  • Aprender a aprender en la Escuela Activa: Este modelo de escuela supone una revuelta frente a la Escuela Clásica, aunque también se siguen manejando en el currículum los mismos elementos: capacidades y valores, contenidos y métodos. No obstante el gran cambio radica en que se realizan actividades para aprender métodos, entendidos como formas de hacer y para ello utilizan algunos contenidos. De hecho los métodos actúan como fines y objetivos. El currículum explícito está constituido por los métodos/actividades con algunos contenidos. El currículum oculto está formado por las capacidades, los valores y gran parte de los contenidos. En este contexto el aprender a aprender se reduce a aprender formas de hacer o a aprender haciendo (Dewey) y se da por hecho que el que aprende formas de hacer aprenderá contenidos (pero no se dice cuándo ni cómo). Tampoco este concepto de aprender a aprender, que sigue vigente en la actualidad no sirve a la sociedad del conocimiento.

 

  • Aprender a aprender en el  siglo XXI (Sociedad del Conocimiento): Este concepto pasa por el largo túnel del paradigma conductista, ya que el aprendizaje es algo externo y el aprender a aprender no es medible. Sólo interesan conductas observables, medibles y cuantificables. Pero en el marco del paradigma cognitivo aparece una auténtica ebullición del concepto, que básicamente se puede entender de varias maneras:
  1. Dearden (1976), Como pionero en este contexto, define el aprender como “un conjunto de estructuras de aprendizaje de segundo orden, tales como adquirir habilidades pertinentes para hallar información (aprender a obtener información sobre un tema determinado) y dominar principios generales básicos: reglas generales aplicables a un conjunto de problemas.

 

  1. Pero también el aprender a aprender se puede entender como el procedimiento personal más adecuado para adquirir un conocimiento. Ello supone que este procedimiento puede ser enseñado e indica una actitud de “acercamiento procedimental a un problema determinado”. LA metodología activa y constructiva está próxima a este planteamiento.

 

  1. Matizando más se suele considerar el aprender a aprender al menos los siguientes aspectos: dominio de instrumentales de base (lectura, escritura, cálculo, técnicas de estudio, …) y metodología y técnicas adecuadas para construir la “realidad de la experiencia personal”.

 

  1. Por nuestra parte consideramos, en sentido estricto, que el aprender a aprender implica:

 

    • El uso adecuado de estrategias cognitivas.
    • El uso adecuado de estrategias metacognitivas.
    • El uso adecuado de modelos conceptuales.

 

Desde esta perspectiva el aprender a aprender supone dotar al individuo de “herramientas para aprender” y de este modo desarrollar su potencial de aprendizaje (las posibilidades de aprendizaje que posee) y a la vez desarrollar su inteligencia potencial. Ello supone desarrollar en el aprendiz capacidades, destrezas y habilidades para aprender y también una arquitectura mental para almacenar y utilizar adecuadamente lo aprendido. Y ello nos posiciona con claridad en la sociedad del conocimiento y posibilita la Refundación de la Escuela.

 

 

2.1.1 Aprende a aprender y estrategias cognitivas.

 

Una de las formas de desarrollar el potencial de aprendizaje y facilitar el aprender a aprender consiste en el aprendizaje y uso adecuado de las estrategias cognitivas que utiliza un sujeto para aprender.

  • En sentido amplio el concepto de estrategia cognitiva puede entenderse como el conjunto de procesos que sirven de base a la realización de tareas intelectuales.
  • En un sentido más estricto se suele entender por estrategia cognitiva: “Un método para emprender una tarea o más generalmente para alcanzar un objetivo.  Cada estrategia utilizará diversos procesos en el transcurso de su operación.” (Kivi, 1984).

Por nuestra parte entendemos que existen dos enfoques fundamentales en el marco del currículum, sobre estrategias cognitivas:

    1. Las estrategias como solución de problemas:  Son estrategias centradas en la tarea que realiza un aprendiz y que básicamente conducen a una solución adecuada. Se suelen definir como “un conjunto de pasos de pensamiento orientados a la solución de un problema”. En este caso nos encontramos con que el número de tareas o problemas es infinito y por tanto los pasos de pensamiento son infinitos. Se pueden desarrollar algunos pasos, en problemas concretos, pero es muy complicado y difícil generalizar y transferir estos pasos a otras situaciones de aprendizaje.

Es evidente que al menos de una manera indirecta se mejora el aprendizaje estratégico y por tanto el potencial de aprendizaje de los aprendices, pero en la práctica, este modelo psicologista resulta difícil de enmarcarlo en el currículum. El aprendizaje estratégico de ordinario es extracurricular. Por otro lado estos modelos están muy próximos a las técnicas de estudio.

Este tipo de estrategias de aprendizaje se suelen centrar en el qué (respuesta adecuada al problema) y los pasos dados (cómo) para su solución. Suelen descuidar el para qué, que de ordinario es implícito (capacidades y valores).

    1. Estrategias como desarrollo de capacidades y valores: Son estrategias centradas en el sujeto que aprende y se orientan al desarrollo de la cognición y de las afectividad del aprendiz, en el marco del currículum y aprovechando sus posibilidades. De este modo consideramos una estrategia de aprendizaje como el camino para desarrollar destrezas que desarrollan capacidades y desarrollar actitudes que desarrollan valores por medio de contenidos (formas de saber) y métodos/procedimientos (formas de hacer).

De este modo desarrollamos de una manera directa la inteligencia del aprendiz al mejorar sus capacidades, destrezas y habilidades y por ello favorecemos su aprendizaje potencial, mejorando su potencial de aprendizaje. Este planteamiento estratégico potencia los objetivos entendidos como capacidades y valores (objetivos cognitivos y afectivos). Este es el camino que hemos elegido en el presente trabajo y consideramos que redimensiona y da unidad a la fuente epistemológica del currículum y de la cultura, en el marco del paradigma socio-cognitivo.

Este tipo de estrategias de aprendizaje desarrolla el para qué (capacidades – destrezas y valores – actitudes), el cómo (procesos, métodos, habilidades) y el qué (contenidos). De hecho en una estrategia de aprendizaje… se integran el qué (contenidos), el cómo (métodos) y el para qué (capacidades y valores)…

2.1.2 Aprender a aprender y estrategias metacognitivas.

 

La metacognición está orientada a “pensar sobre el propio pensamiento” a darse cuenta de los propios procesos del pensar y aprender. Trata de identificar el cómo pensamos.  Ello implica la posibilidad de conocer los pasos dados al pensar y tratar de mejorarlos.

El término metacognición ha sido introducido por Flavell (1970), que lo define de la siguiente manera: “Metacognición significa el conocimiento de uno mismo concerniente a los propios procesos y productos cognitivos, o a todo lo relacionado con ellos”:

Es la metacognición la que diferencia a los expertos en un tema de los novatos en el mismo tema.  Los expertos en un tema saben más que los novatos. Más aún, saben que saben más, saben mejor cómo emplear lo que saben, tienen mejor organizado y más fácilmente accesible lo que saben y saben mejor cómo aprenden más todavía (Nickerson, 1988).

El conocimiento metacognitivo es el conocimiento sobre el conocimiento. Conocer lo que conocemos y sabemos, cómo lo conocemos y almacenamos en la memoria a largo plazo facilita el uso de lo sabido y su vez la posibilidad de mejora del propio conocimiento. El aprendiz sólo se mejora cuando el aprendiz es conciente de cómo y qué pasos da al aprender. Y éstos una vez conocidos pueden ser mejorados.

Las estrategias metacognitivas según Flavell (1978) implican tres tipos de variables:

 

  • Variables personales: cada uno de los individuos se acerca al conocimiento y lo estructura de una determinada manera. Cada individuo posee un tipo de inteligencia y la utiliza de una manera determinada.
  • Variables de tarea: cada tarea a realizar implica unas formas de hacer, unos procedimientos, diferentes y posee diversos grados de dificultad. No son lo mismo las estrategias utilizadas en Matemáticas que en Lengua. La tarea en matemáticas es diferente a la de Lengua.
  • Variables de estrategia: las estrategias de solución de problemas y aprendizajes (pasos a dar y procesos a realizar) son diferentes y exigen por ello procedimientos diferentes en cada individuo. Los pasos a dar (estrategia a utilizar) es diferente en situaciones diferentes.

En este sentido tenemos que decir que cada individuo necesita saber de un campo de estudio, utilizar los procedimientos adecuados para profundizar y usar dicho campo, pero sobre todo necesita “saber qué sabe y cómo lo sabe” (qué estrategias metacognitivas utiliza).

La metacognición es una de las manifestaciones más importantes del aprender a aprender. No obstante con aprender o saber, utilizar procedimientos y métodos adecuados para saber, sino que resulta imprescindible, en el marco del aprender a aprender “saber cómo estructuramos nuestros aprendizajes”, darnos cuenta de “cómo pensamos al pensar sobre nuestro propio pensamiento y cómo elaboramos el mismo”. Un alumno en el aula que soluciona un problema de matemáticas no sólo debe tener conciencia de de que ha obtenido una solución correcta del mismo, sino de los pasos dados y procesos del cómo ha llegado a la solución.

En el aula la metacognición resulta muy importante y valiosa al pensar en voz alta en los pasos dados en la solución de un problema, y ello de forma individual y grupal. El aprendizaje compartido y mediado entre iguales favorece y desarrolla la metacognición, al compartir cómo se aprende. Y de este modo se acrecienta el aprender a aprender y se eleva el potencial de aprendizaje.

El profesor desde la perspectiva del aprender a aprender metacognitivo debe ayudar a los estudiantes a:

  • Construir un alto repertorio de tácticas cognitivas: repetición, estructuración, organización de hechos, conceptos o principios, procedimientos a usar…
  • Reconocer lo que deben aprender, es decir, explicitar las metas a conseguir.
  • Acentual la calidad de las experiencias metacognitivas (el alumno darse cuenta de lo aprendido y cómo lo ha conseguido) para facilitar el aprendizaje significativo y aumentar la motivación y el interés.
  • Elaborar un almacén de tácticas, diseños y andamios del pensamiento, incluyendo el cuándo y el cómo usarlos.

Las estrategias metacognitivas favorecen e impulsan el aprender a aprender y desarrollan el potencial de aprendizaje. El uso de las mismas en el aula, por parte del profesor (al pensar sobre sus propios pensamientos didácticos, su forma de enseñanza) y de los alumnos (al pensar sobre sus procesos de aprendizaje, con la ayuda del profesor) resulta valioso e importante. Las estrategias metacognitivas son una herramienta imprescindible para desarrollar capacidades, en el marco de la sociedad del conocimiento y generar mentes bien ordenadas.

 

 

2.1.3 Aprender a aprender y modelos conceptuales

Los modelos conceptuales son formas de representación cognitiva del universo, de las cosas y objetos que contiene y de uno mismo. Implican una apropiación “conceptualizada de la realidad” que permite conocerla e interpretarla y por ello hacer ciencia. Cada uno de nosotros lleva en la cabeza un modelo (o modelos) conceptual del universo y de las cosas que contiene.

También cada uno llevamos nuestro propio modelo conceptual. Estos modelos los elaboramos a lo largo de muchos años y nos muestran la capacidad de interpretar los datos sensoriales y su representación.

Un modelo conceptual aglutina estos tres elementos básicos:

  • Una percepción organizada: Los sentidos nos dan una información de ordinario en forma de datos, hechos o ejemplos aislados. Suele se la experiencia “sensorial” la principal fuente de información. Ello posibilita la memoria de datos, que suele ser a corto plazo y muy desorganizada.
  • Una representación que trata de globalizar lo percibido. Y ello de manera “imaginaria y especializada”. A menudo en forma de mapas “geográficos” y “arquitectónicos”. De este modo se posibilita la memoria icónica (o de imágenes), que suele tener un cierto orden y ser poco duradera.
  • Una conceptualización. Lo percibido y o representado se estructuran conceptualmente y forman parte de nuestras ideas, actitudes, conocimientos y valores. Supone una forma de “organización mental”. Implica una integración de los datos e imágenes, posibilitando la integración de los mismos en forma de pensamiento sistémico y sintético que genera mentes bien ordenadas. Posibilita la memoria sistémica y constructiva a largo plazo.

 

Unas veces conocemos la realidad porque la percibimos, otras porque la representamos y de ordinario porque la conceptualizamos y tenemos una opinión sobre ella. Es en este momento cuando la realidad externa forma parte de nuestra realidad personal y cognitiva.

La realidad, frecuentemente la explicamos en forma inductiva (de los hechos pasamos a los conceptos) y otra de forma deductiva (de los conceptos pasamos a los hechos).  La arquitectura del conocimiento y sus productos en forma de modelos conceptuales (redes, esquemas, marcos, mapas conceptuales,…) son unos instrumentos adecuados para poder pasar del hecho al concepto o del concepto al hecho, ya que establecen puentes entre la percepción (dato, hecho o ejemplo), la representación (el propio “mapa mental” se convierte elemento representacional) y la conceptualización (estructura de los conceptos interrelacionada).

“El desarrollo y empleo de los modelos conceptuales implican un razonamiento a la vez inductivo y a la vez deductivo. La inducción desempeña un papel importante en el desarrollo de estos modelos y la deducción es imprescindible para su empleo. Pero en todo caso este proceso es cíclico” (Nickerson, 1987). Siguiendo con el ejemplo anterior, la arquitectura del conocimiento favorece el razonamiento inductivo y el razonamiento deductivo. Y ello de una manera cíclica.

Cada una de las materias esclares se edifica sobre determinados modelos conceptuales mejor o peor construidos. Su elaboración científica suele ser razonable (lógica de la ciencia), pero su elaboración “psicológica (estructura conceptual del aprendiz) de ordinario es deficiente. Más aún, la explicación del profesor se suela apoyar más en la lógica de la ciencia que en la psicología del aprendiz. Nuestro modelo de diseño curricular de aula pretende armonizar ambos extremos, desde la perspectiva del aprendizaje significativo y la arquitectura del conocimiento.

Por otro lado diremos que los modelos mentales no sólo deben ser cartográficos o geográficos (representación mental del plano de la ciudad), sino que también pueden ser conceptuales (entramado conceptual de una disciplina escolar). Un mapa o modelo mental, así entendido, nos muestra la interrelación de conceptos de una manera jerarquizada y estructurada. Ello supone una manera de entender y explicar la realidad de una materia escolar. Cada asignatura escolar tiene su propio mapa mental que es necesario transferir a la mente del aprendiz de una manera ordenada, global y sistemática, ya que lo que se aprende se ha de situar en lo que se sabe.

 

La psicología cognitiva desde la perspectiva del aprendizaje significativo recurre con mucha frecuencia a los modelos conceptuales,  en forma de redes semánticas o conceptuales, esquemas conceptuales, mapas conceptuales, marcos conceptuales, epítomes, … para favorecer la comprensión de los conceptos y su interrelación, facilitando así la asimilación y elaboración de los mismos por parte del sujeto. Todo este entramado mental lo denominamos arquitectura del conocimiento, que veremos posteriormente con más profundidad

Tags: Aprender a aprender, MHSC, Modelo T, Pedagogía.

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